martes, 24 de enero de 2012

Si pudiera decírtelo, te juro que lo haría.



Quiero decirtelo.Decirte lo que pienso, lo que siento. Pero me es imposible. No logro alcanzar la perfección que buscas. La perfección no existe. Sé que no lo soy, no soy quien tú quieres que sea. Pero soy yo, con eso debería bastar, pero no es así. Pero de vez en cuando yo también lo necesito. Te necesito. Que alguien venga y me diga tranquila, todo saldrá bien. Necesito un abrazo a veces, no sé, por al menos recordar que le importo a alguien. Alguien, ¿Dónde estás? Te estoy buscando. Te busco y pienso, ¿seré capaz? Puedo intentarlo. O puedo rendirme. Seguir juntando lagrimas en mi interior, o expulsarlas todas. Mi corazón me dice que lo haga, que confíe. Confianza. ¿En qué? No sé. En ti, supongo. Pero, por otra parte, mi cabeza. La escucho. Habla de consecuencias, palabras, daños. Me duele, me duele pensar en lo que ocurrirá después. No puedo, doy la vuelta. Pienso ¿Por qué? ¿Por qué seguir sonriendo por fuera cuando estoy llorando por dentro? No tiene sentido. ¿Por qué fingir que vivo mientras me siento muerta? No lo hare. No te lo diré. No quiero, no puedo hacerlo. Cuando te hablo, nunca me escuchas. Intento hacerte entender, lo intento. Pero tu impaciencia y mis paredes hacen que se cruce todo. Todo. Decidido. Seguiré siendo esa niña alegre y feliz que sonríe pase lo que pase. Pero por dentro, nunca lograre olvidar nada. Pero será solo por dentro. ¿Que prefiero? ¿Morir en la vida o vivir en la muerte? Nada cambiara por mucho que intente salir de este pozo, pero aun así, seguiré siendo quien era, al menos por fuera, lo seré.

No hay comentarios:

Publicar un comentario