martes, 24 de enero de 2012

Un corazón dañado, a veces prefiere dejar de latir...

A veces la vida rasga un corazón ya dañado, dejándolo con la herida abierta. Durante mucho tiempo, sufre. Sufre intentando cerrar una herida que cada dia escuece mas. Inexplicablemente, un dia esa herida que sangra acercándose cada vez mas a la oscuridad, sin saber por qué, se cierra. Pero parece que las personas que querían hundirte en el recuerdo, no contentas con la solución, quieren volver a verte ahogada en tu propia existencia. El fin, lo consiguen. Cada palabra, cada gesto, vuelve. Vuelve para rasgar de nuevo tu corazón recién curado, que sintiendo el dolor inminente, quiere dejar de latir. Poco a poco, vuelve a entrar en esa odisea de sentimientos, de la que sabes que no podras escapar. Esta vez no. Condenado a vagar durante el resto de su vida sangrando, el corazón intenta tomar su decisión. No sabe el por qué de sus latidos, y tan sólo un fino hilo lo mantiene unido a su alma. Pero sucede. No sabe por que, pero ha ocurrido. No logra creerlo, no lo entiende, pero, por fin, una sonrisa casi inexistente se refleja en su rostro. Practicamente inerte, pasa desapercibida, pero esta ahí. Ese hilo cada vez va creciendo más, cada vez es mas fuerte, hasta que un dia logra sanar un corazón ya marchito. Puede que se trate de magia, no lo sabe. Da igual, no quiere saberlo. Parece que todo va bien, que comienza a encontrarse a gusto. No. No puede ser. Una nueva puñalada lo daña de nuevo, mas fuerte que nunca. Pero ya no le importa. Sabe que no debe dejar que esa herida profundice en su parte tranquila. Su alma. Porque sabe que pase lo que pase, vea lo que vea, oiga lo que oiga, puede superarlo. Ahora se encuentra bien consigo mismo y, aunque ya conoce ese sentimiento de dolor infinito, no dejara que nada acabe. Todavía queda para que llegue el final. No hace falta adelantarlo. Esta vez no.

No hay comentarios:

Publicar un comentario